Estaba un día yo en Internet, como casi todos desde hace mucho tiempo, cuando me encontré con una patraña motivacional en una página por ahí (en la que sinceramente, busco vídeos de hostias y memeces de ese tipo para pasar el rato). Era una cita de un tal Alan Watts, pero dibujada en forma de viñeta como otras tantas citas, en una página llamada Zen Pencils, en la que el autor se dedica básicamente a coger frases alentadoras y convertirlas en dibujos. Alguna que otra está curiosa, pero esa me disgustó un poco por lo falso del mensaje. Ese Alan Watts, por lo visto era un gurú motivacional que predicó enseñanzas de la cultura oriental en Estados Unidos, llevaba una bata y blablablá. En fin, que era un señor bastante raruno. El texto decía que en sus charlas motivacionales en las que iban jóvenes alumnos en busca de guía, él les preguntaba qué querían ser de mayores. Y contestaban esto o lo otro. Y entonces les replanteaba la pregunta: "¿Qué querríais ser de mayores si el dinero no importara?". Y claro, los niños ya se ponían a fantasear, y él les decía que lo que les gustara, que lo hicieran. Para no malgastar su vida en un trabajo que no les gusta, para vivir de lo que les gustara a ellos. Una alumna, por lo visto, quería tener una escuela de equitación, y un rancho lleno de caballos, y le dijo que adelante. Sí, sí, eso está muy bien... Para el país de los sueños, donde todas las fantasías se cumple. Pensé que el tío estaría podrido de dinero y que él pues podría hacer lo que le diera la gana, pero hay gente bastante limitada en ese aspecto. Lamentablemente, en el mundo real importa el dinero, así que creo que es una enseñanza bastante infantil y simplona el decir "persigue tus sueños", y ya está.
Con todo esto, no quiero decir que se olvide uno de sus aspiraciones, y se resigne a vivir en la mediocridad absoluta de una sociedad gris. Porque la postura contraria también me repugna. Ese "deja de soñar, cabeza de sandía" que le dedica Abe a su hijo Homer, pero llevado a la realidad. La educación fría que los alumnos reciben, encaminándolos a la ruina que ya ni se molestan en ocultar. El ministro de la incultura aconsejando a los preuniversitarios que elijan carreras en las que se gane dinero. Eso tampoco. De hecho esto último me llena de más rabia que lo otro, que al fin de al cabo, es pura ingenuidad. ¿Entonces, qué es lo correcto? Bueno, mejor dicho, qué es lo que creo que es correcto. Pues pienso que la virtud está en el punto medio. Prefiero no ver los sueños como tal, porque así parecen más irrealizables, sino como objetivos. Y el objetivo no se sueña, ni se persigue. Se estudia cómo lograrlo, y se logra. Aunque haya que dar un cierto rodeo para hacerlo. Aunque tengas que... esperar.
P.D.: Pronto empezaré a hablar de las chorradas que tanto he prometido, que tanto hablar de cosas más o menos serias hace que parezca que estoy medio cuerdo y no.